miércoles, 9 de diciembre de 2015

AFINIDAD NATURAL. Poema de Camila URENDA (Villa María)





Imagen: Brooke Shaden



A mi,
que sólo conozco
velas en la oscuridad
y vías de trenes olvidados,
nudillos morados
como las galaxias
que solía haber en
estos ojos arruinados
que hoy miran
con recelo a la piel
que acaricia la tuya,
a mi,
siempre separada
de esa regularidad
maldita,
maldita yo,
muda intermitente
ajena a la vida como tal,
convaleciente en
mis fantasías.
Sabiendo que
convierto la tinta
en sangre, dime
¿Cómo es que
pudiste dejarme?










martes, 8 de diciembre de 2015

QUINIELA. Poema de Cristina RAMB (Córdoba)





Imagen: Google




Le juego al 47,
nunca me gustaron los juegos azar
sin embargo, cada tanto, siento la necesidad de parar en la quiniela y apostarle a sus dos cifras.
Se lee en la vidriera de los sueños: 47: El muerto.
El número me persigue
compro una moto y su patente lo lleva
desde entonces todos los días aparece en la ciudad como mínimo tres veces.
Un muerto me persigue
me lleva pegada a él.
La muerte como un juego de azar con el mazo marcado.
Esa, a la que nunca nadie le ganó nada
pretendo que sea la causa de mi fortuna,
que un día de repente me sorprenda sacándome de pobre.
Cuando ella venga y me quite los anillos
me  arruine el peinado, me dibuje las ojeras.
El premio mayor  a la cabeza será suyo.
Sumará mis monedas apostadas
y se las regalará a Caronte para el traslado.
La soberana indeseada me convertirá en un 47
el muerto que todos llevamos dentro.
Puedo apretarme el seno izquierdo, tirarle sal en la puerta
colgar de mi cama cinco estampitas
enamorarme, escribir tres libros de poemas más
leer a Buda, Osho, Krisna, Cristo, Bucay   y Coelho
Seré un 47 cuando menos me lo espere y a la hora en punto.
Le juego, la desafío  a que me pague la factura de la luz.
Ese muerto tiene mi cara, maneja una moto por la ciudad de los locos
se rié a carcajadas para no oír sus propios pasos.
Me enamoro igual, me apresuro, escribo, sueño, bailo
saco la lengua a las carrozas fúnebres.
Le apuesto al 47.
Soy un número a la cabeza y a los diez que va a salir tarde o temprano
Seguramente el día en que no lo haya jugado.