Imagen: Fred Ritchin |
Es una muchacha, delgada, pequeña, un
poco escuálida.
Lleva algo entre sus brazos, un pequeño
bulto envuelto en trapos.
Camina en un inmenso desierto,
sobre el cual se ha trazado un camino de
piedra pulida, o de barro
cocido, rojizo.
Sangre humana, reseca, se adivina entre
las minúsculas hendiduras
de la piedra, molida y endurecida bajo el
sol.
Protege un pequeño bulto que parece
moverse entre sus brazos.
¿Salvará al pequeño ser, aún
inconsciente, o lo lleva para entregarlo
a los señores del sacrificio?
¿Hacia dónde va, en el camino de piedra
calcinada, casi quemándose
los pies, en este inmenso desierto?
¿Para qué o para quién los frutos de la
vida, los frutos maduros que
caen del cuerpo de la muchacha,
pringosos, ruidosos?
¿Para qué?
¿Es necesario este tránsito en el camino
de piedra, endurecido con
sangre humana?
“Bajo la luz de una pequeña
lámpara”, Editorial Llantodemudo, 2015.
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