Vengo del odio
de la espera del odio
pongo el oído en el piso
hago una úlcera que escribe mi nombre
las escucho venir
por las vías que corren al sur.
Son las jaurías que alimentó el desierto
que siguen la huella
el palmo oscuro de mis huesos.
Miro a la virgen de los viajeros
decorada de australes, abandonada
desparramando como yo
el tufo que atrae a las bestias
ya no hay que viajar
ni alejarse demasiado
para irse
para morir.
Imagen De Andel |
Potente, bien escrito, felicitaciones a la autora
ResponderBorrarAnabella Juncos
Es un placer ingresar a Masticar-rabia, un blog que cuenta con poetas que desprenden reflexión todo el tiempo, que ahuecan con sus versos, que dejan ver las vísceras de la palabra. Y Leticia es una poeta fantástica que dice maravillosamente bien. Felicitaciones
ResponderBorrarLily Chavez
!Qué intensidad¡. Admiro tu fina ironía en ocasiones y este decir que no se puede olvidar. Fantástico poema.
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