Lo peor de lo peor
no es navegar por ríos y mares de lágrimas
durante una noche que dura veinticinco horas.
No es marchitarse en el umbral cansado del tiempo,
donde los días son ladrones de tu juventud
y los años, puñales de la vejez.
No es sentir que la vida te da un beso en la mejilla
y luego te vende a la tragedia.
No es encontrarse cara a cara con la muerte
y estrechar su mano antes de mirarla a los ojos.
No es andar mendigando sueños
en el país de las pesadillas
o padecer una enfermedad tan grave
como el veneno de la mala suerte.
No es una palabra que se ahoga en el aire
o un silencio que se muere en silencio.
No es la triste soledad de la viuda
o la adversidad peligrosa del guerrero.
No es correr desnudo por la Antártida de hielo
o andar abrigado en la fragua de enero.
Lo peor delo peor, señores,
es inventarle una falsa identidad a la vida,
enterrar la verdad en un cementerio de mentiras
y vivir como mueren los perros.
De "EDEL: el libro de once puertas".Editado por la Secretaría de Cultura (Mendoza). 2009.
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Querido amigo mendocino. Es un placer que formes parte de este blog con tus palabras.
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