Imagen: De la página de Mariana Finochietto |
Las habitaciones donde ayer caminaba hacia el futuro
hoy están vacías. Se han apagado los ecos.
Ya han concluido esas edades
que cortaban la quietud con espadas afiladas.
Ahora no hay edad. No hay espada.
La quietud me convoca, me esclaviza,
me aprieta entre sus ramas de madera desnuda.
Demasiado tarde alguien llegará.
Demasiado temprano el telón habrá caído
y no se escuchará más aplauso que el silencio de las
fosas.
Buen poema, realidad fuerte. Rosa Lía
ResponderBorrarUna daga... poética. Gracias.
ResponderBorrarEl contenido, el argumento de vida que muestra Sebastian en sus poemas, maravilla.
ResponderBorrarLily Chavez
sublime
ResponderBorrarese talòn me duele...
ResponderBorrarexcelente Sebas!
abrazo
claudia tejeda