sábado, 31 de enero de 2015

Setiembre 2014: Presentación de Masticar Rabia en San Juan








Acompañada por Anamaría Mayol


Dos

Abrí siete ventanas
para mirar
mi interior.
Para ocultar
que edifiqué mi vida
con una pared
hecha de hiel
y misterios.


Seis

Huracán y marea baja
en el vaivén
que el éxtasis
otorga.
Cuando estalló
el placer
entre las rosas
de tus senos
fue un tifón
envolviéndonos
en grises
arbitrarios.

























PONENCIA PRESENTADA


1-ANIMALES CELEBRES DE LA HISTORIA Y LA LEYENDA.


No escribo sobre animales.
No leo lo que tenga que ver con animales.
No tengo mascotas.
Y aquí estoy, por obra y gracia de las temáticas elegidas, tratando el tema de los animales famosos en la literatura y en la historia.
Ya desde la antigüedad encontramos referencias a centauros, sirenas y minotauros, nacidos de la fusión del hombre y el animal. Los encontramos en mitos, en relatos fantásticos y – más próximos – en las fábulas creadas por célebres maestros de la pluma: Esopo, Samaniego. En la literatura hispanoamericana contemporánea: Augusto Monterroso (La oveja negra y demás fábulas. 1969).
Dice Aquiles Nazoa en su inolvidable credo: “Creo en el perro de Ulises, en el gato risueño de Alicia en el país de las maravillas, en el loro de Robinson Crusoe, en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta, en Beralfiro el caballo de Rolando, y en las abejas que labraron su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero (…)”[1]
Y me vienen a la memoria también Moby Dick: este enorme y peligroso cachalote blanco se convirtió en inmortal tras la publicación de la novela homónima por parte del escritor estadounidense Herman Melville en 1851. La novela ha dejado principalmente dos personajes imborrables para la historia de la literatura: la propia Moby Dick y el indescifrable capitán Ahab. Hay que señalar que Moby Dick está basado en un cachalote albino real, llamado por los balleneros de la época Mocha Dick, que después de docenas de escaramuzas con navíos de varios tamaños fue finalmente abatido en 1838 frente a las costas chilenas. A esta ballena real se une otro hecho contemporáneo a Melville, el de un barco ballenero, el Essex, que sostuvo una épica batalla con un cachalote en 1820, yéndose finalmente a pique.
Otro animal ficticio es Shere Khan, el tigre protagonista de varios cuentos de Rudyard Kipling. Fue él el que, tras hostigar a los padres de Mowgli, hizo que éstos perdieran al pequeño humano, que sería después recogido por una pareja de lobos, que le dieron ese nombre debido a su carencia de pelo (Mowgli significaría literalmente “La rana”). Shere Khán, en la obra de Kipling, es un tigre de Bengala lisiado (sufre de una cojera que lo convierte en algo menos temible y en un rival aceptable y no imposible para Mowgli en su adolescencia). No es el único animal de “El libro de la selva” (o “El libro de las tierras vírgenes”) que es notablemente famoso: también hay que señalar a los dos lobos que ejercen de padres del niño, Ramma y Raksha, al jefe de la manada de lobos, Akela, al oso Baloo, la pantera Bagheera o la serpiente Kaa.
Otros muy famosos son: el fiel caballo de Don Quijote, Rocinante, un corcel que, aunque en palabras del caballero andante era “mejor montura que los famosos Babieca del Cid y Bucéfalo de Alejandro Magno“, al parecer no era más que un saco de huesos no mucho mejor que el asno en el que viajaba el pobre Sancho Panza.
Platero, ese burro imaginado por Juan Ramón Jiménez, ha dado lugar a uno de los inicios más conocidos de la literatura hispanoamericana:

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas,las florecillas rosas, celestes y gualdas. Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mi con un trotecillo alegre, que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal”. [2]

Platero inspiraba ternura, y muchos nos emocionamos con él en la infancia. Y en esas épocas otro animal imaginario nos provocó terror: el sabueso gigante de los Baskerville, un perro de tamaño descomunal que parecía estar al cuidado de una maldición centenaria (Arthur Conan Doyle).
Todos los animales mencionados comparten el papel estelar con los humanos. Hay un libro en donde los animales son los protagonistas principales: “Rebelión en la granja“, la obra de George Orwell, en donde los humanos sólo aparecen en un segundo plano.
Haré mención a los Bestiarios. El más famoso: el libro de cuentos de Cortázar publicado en 1951. “Todo un clásico de la ficción breve hispanoamericana. Allí lo animal excede la representación naturalista y descriptiva de los bestiarios medievales para transfigurarse en ese elemento extraño e inquietante que irrumpe en medio de una aparente normalidad”.  
En 1957 aparece también el Manual de zoología fantástica, uno de los libros menos conocidos de Jorge Luis Borges; y un año después, otra auténtica joya: Bestiario, de Juan José Arreola.
Pero hay otros animales célebres – unos existieron realmente y otros cruzaron campos de leyendas y de fábulas, fueron recogidos por creencias y literaturas. Entre ellos  el cerdo regicida de 1131, los perros de Carlos lX o la jirafa de Carlos X,  el caballo de Troya, el rinoceronte de Durero,  la Pantera Rosa o el monstruo del Lago Ness.
Entre las leyendas con animales de nuestro país es posible mencionar: 1) La leyenda norteña del cacuy, nombre quechua de un pájaro que en guaraní llaman urutaú o guemicué: Dicen que había un muchacho que tenía una hermana muy mala y vivían solos en una casita en el monte. El hermano le traía todo lo que le hacía falta para la casa, leña, comida, miel y otras cosas que ella aprovechaba. Pero ella lo hacía sufrir peleándolo por cualquier cosa. A veces le derramaba las comidas y lo dejaba sin comer.
Hasta que un día, el hermano, cansado de ella, para desquitarse y darle un castigo, la invitó a que fuesen a sacar miel de unas abejas que tenía en la coronita de un árbol muy alto. Se fueron al monte donde estaba el árbol y como ella quería sacar primero la miel, subió por delante, y cuando estuvo en la punta buscando la casita de las abejas, su hermano se fue bajando y cortando todas las ramas, para que ella no pudiera bajar. Cuando llegó al suelo se largó corriendo y dejó sola a su hermana arriba del árbol.
Entonces ella, al encontrarse sola, empezó a gritarle a su hermano, pero él no le hacía caso, hasta que fue llegando la noche. Y entonces le empezaron a brotar plumas hasta convertirse en pájaro y se convirtió en cacuy. Y éste pájaro se llama así porque dice clarito ¡Cacuy!, llamando a su hermano.[3]
2) El lobizón: También llamado lobisón, lobisonte o lobisome, es el séptimo hijo varón de una prole exclusivamente masculina (la séptima hija mujer, menor de siete hermanas, será asimismo una bruja), quien los días martes y viernes, sobre todo de los meses impares, sufre una escalofriante transformación: de ser un hombre alto, escuálido, de aspecto negligente y fuerte hedor, deviene una cruza entre perro y lobo, siempre de color oscuro como las tinieblas, que se alimenta de carroña, excrementos, carne de niños y de mujeres jóvenes (por alguna razón, parece sentir poco apetito por los adultos).
El lobisón extiende sus dominios por las provincias de la Mesopotamia argentina (Entre Ríos, Corrientes y Misiones, ubicadas en el sector noreste del país), así como también partes del sur del Brasil. La única defensa contra el lobizón son las armas, blancas o de fuego, pero bendecidas. Si es herido, se arrastra hasta su cubil, en el que se desangra y muere tras recuperar su forma humana.

3) La mulánima: Una mula provista de ojos de bella mujer, es el espíritu encarnado de una dama que ha cedido a la tentación de tener amores prohibidos con un sacerdote o un pariente cercano, y por ello ha sido castigada a vagar por la tierra como animal de carga. Es también conocida como mula ánima o ánima mula. Se la ve transitar los caminos del centro y noroeste del país.
La mirada de la mulánima puede ser fatal: basta un roce con sus ojos para que un varón se sienta perdidamente enamorado de la bestia y la siga a todas partes, descuidando familia, apariencia y pudor, incluso llegando a desaparecer para siempre. Dos son los métodos para librar a la infortunada de su maldición y para evitar que siga cometiendo estragos: uno de ellos es molerla a palos hasta que la metamorfosis se revoque, convirtiéndola de nuevo en mujer. Otro es rebanarle un pedazo de oreja (algunos dicen de crin) con un cuchillo, lo que deshará el encantamiento instantáneamente. Los valientes que intenten llevar a cabo la hazaña deberán, no obstante, ser advertidos de un grave peligro: el poder de la seducción de la mujer que ha trascendido la maldición es tan fuerte como el de la mulánima, y no es inusual que quienes hayan operado el desencantamiento queden prendados de la mujer que hasta instantes fuera un monstruo y es ahora una beldad.

4) El huaillepenyú: Divinidad de la niebla, habita en las orillas de los ríos y lagos y en regiones cercanas a la costa marítima. Se lo cree un ser masculino al que se representa con cuerpo de carnero o de macho cabrío, cabeza de terno y parte posterior de foca. No es imposible que su leyenda esté relacionado con la de las sirenas. Ha sido visto también ostentando cuerpo de foca y patas de carnero, aunque pequeñas y atrofiadas, de modo de verse esta criatura en la obligación de reptar para movilizarse. A pesar de poseer esta primitiva forma de locomoción, el huaillepenyú es considerado un ser de desplazamiento ágil.Se cree que es nocturno, y entre sus hábitos se cuenta una curiosidad: se acopla con animales domésticos que viven en las cercanías de las casas, de modo que éstas quedan preñadas y más tarde dan a luz a entidades deformes y de aspecto espantoso, gracias a las que se deduce la visita del huaillenpeyú.

5) El piguchén: También conocido como pihuchen o pihuechengú, se trata de una suerte de serpiente cubierta de plumas, al que se ha divisado en ocasiones poseyendo dos cabezas de ofidio. Dadas sus dos naturalezas, es capaz de convertirse a voluntad en un ave similar a una gallina o en una rana o sapo de mirada penetrante, similar al basilisco. Es eminentemente nocturno, y vuela sobre los poblados emitiendo un chillido peculiar que pone sobre aviso a los habitantes del lugar, ya que el piguchen es considerado un hematófago (es decir, se alimenta de sangre, animal o humana), por lo que los rastros de ese elemento dejados sobre la corteza de los árboles o sobre los pastos se deducen como obra suya.

6) El chonchón: Asimismo llamado chonchonyú, se trata de otra criatura voladora de hábitos vampíricos, pero mucho más pequeña que el piguchen, ya que no pasa del tamaño de una paloma, pero su rostro es humano. Se lo considera una creación maligna de quienes se dedican en la zona patagónica a la brujería. Movidos por el pago de parientes celosos o de enemigos, los brujos envían a sus chonchones a chupar lentamente la sangre de las víctimas durante el sueño, y así las personas van pereciendo en forma paulatina, desmejorando día a día, lo cual alerta a los allegados sobre la probable visita indeseada y nocturna del chonchón.

7) El kéronkeuken: También conocido como kéronkenken o kérol kenk, es una enorme ave de cola larga y negra y pico fuerte, el cual es indistintamente descrito como un águila, un cóndor o una lechuza, hasta el extremo de considerárselo un potro con alas. Es producto de la hechicería y sirve como espía o mensajero de brujos. Se lo asocia al chonchón, no por hábitos vampíricos, que no los posee, sino por su capacidad de absorber la energía vital de los habitantes de las casas sobre las que vuela por las noches por encargo de sus amos. Al contrario del chonchón, cuyo mortífero trabajo es lento, el kéronkeuken puede llegar a enfermar a su víctima por la mañana y hacer que muera por la tarde. A diferencia del piguchen, que emite un chillido alertador y desagradable y manchas de sangre a su paso, esta criatura no ofrece rastros, por lo que se advierte su presencia, en muchas ocasiones, cuando ya es demasiado tarde.

En síntesis: ¿Cuál es la importancia de las leyendas y las historias?

Desde los principios de la Humanidad el hombre ha sido influenciado por el entorno o el mundo que lo rodea, dejando registros de lo que veía. Esto dio inicio a lo que posteriormente fue la Tradición y Cultura de una población determinada, y comenzaron los planteos y la búsqueda de explicaciones a los distintos hechos que acontecían, y fue así que comenzó a brindar una creencia, buscando explicación a los fenómenos de la vida cotidiana. Dando origen a los Mitos y Leyendas. Relatos buscaban brindar una respuesta a lo que todavía la ciencia no había podido explicar con precisión.
Expresan los deseos, los anhelos, los temores, los ideales y sueños que son parte de la visión global que tiene ese pueblo de su propia historia y de sus relaciones con la naturaleza.
Cuando se hacen estudios históricos, etnográficos, sicológicos, sociológicos y geográficos es necesario recurrir también a la leyenda para ver cómo la colectividad percibe su forma de ser y su medio.
Las leyendas contienen, en la mayoría de los casos, un núcleo histórico. Éste se decora con episodios imaginativos que le dan un sabor único e irrepetible. Por su naturaleza oral, la leyenda se transforma a través del tiempo. Estos cambios suelen ser causados por malas interpretaciones, exageraciones o simplemente que la leyenda haya sido modificada por la persona para hacerla más interesante o entretenida.
La importancia de las leyendas recae en el hecho de que logran unir a las personas a través de palabras misteriosas y recuerdos de fantasmas. Formando así un lazo inquebrantable tanto entre quienes las dicen como quienes las escuchan. Estos últimos después contarán la historia y crearán un lazo entre la persona de quien la escucharon ellos y quienes ahora la escuchan. Más de una persona puede recordar cuando su padre les contó “la leyenda que le contó su abuelo, quien la escuchó de su bisabuelo…” De esta manera, los que escuchan las leyendas se empapan en su cultura y reciben sus lecciones incluso cuando la persona que originalmente contaba la leyenda no se encuentra en el reino de los vivos.
Las leyendas y las historias  brindan un lazo que sirve para conectar a los personas con su tierra y su origen. Ayudan también a recordar su pasado, ser consciente de su presente y del futuro incierto.


BIBLIOGRAFÍA

http://www.portaldesalta.gov.ar/cacuy.html
 Jiménez, Juan Ramón. Platero y yo. http://www.juntadeandalucia.es/averroes/beturia/archivos/archivogranada/fichaslecto/plateroyyo.pdf
 http://www.perspectivist.com/culture/leyendas-retratos-culturales
 Nazoa, Aquiles. El Credo. Red Interparroquial de Teatro Sacumg http://redeteatrosacumg.ve.tripod.com/redinterparroquialdeteatrosacumg/id4.html



[1] Nazoa, Aquiles. El Credo. Red Interparroquial de Teatro Sacumg http://redeteatrosacumg.ve.tripod.com/redinterparroquialdeteatrosacumg/id4.html
[2] Jiménez, Juan Ramón. Platero y yo. http://www.juntadeandalucia.es/averroes/beturia/archivos/archivogranada/fichaslecto/plateroyyo.pdf
[3] http://www.portaldesalta.gov.ar/cacuy.html

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